
Blas
Infante Pérez de Vargas (Casares, Málaga, 5 de julio de 1885 – Sevilla,
11 de agosto de 1936) fue un notario y político, considerado
oficialmente por el Congreso de los Diputados y el Parlamento de
Andalucía como el "Padre de la Patria Andaluza" por ser el máximo
ideólogo del andalucismo político en todas sus vertientes, regionalista,
federalista y nacionalista. Alternó las tareas de notario, historiador,
antropólogo, musicólogo, escritor y periodista, . Varios libros
suyos fueron publicados en vida del autor, así como póstumamente. Además
se conservan numerosísimos manuscritos inéditos suyos. La Fundación
Centro de Estudios Andaluces de la Junta de Andalucía, adquirió en 2001
la casa de Blas Infante en Coria del Río para convertirla en casa-museo
como patrimonio histórico y cultural andaluz. Es homenajeado anualmente
cada 28 de febrero con motivo de la celebración del Día de Andalucía.
Aquí
os dejamos un texto que habla de su relación con el anarquismo,
ideología muy arraigada en su época en Andalucía, sobretodo entre
multitud de jornaleros sin tierra y con unas miserables condiciones de
vida.

Su más que simpatía por el anarquismo, se reflejan en el himno
nacional de Andalucía, donde se dice: “Andaluces: levantaos, pedid
Tierra y Libertad…”
La Consejería de Educación mediante instrucciones remitidas a los
centros andaluces ordena conmemorar el 125 aniversario del nacimiento de
Blas Infante. Nombrado, nada más y nada menos, “Padre de la Patria
Andaluza” en el Estatuto de Andalucía aprobado en 1980. Estas
instrucciones coinciden con el homenaje, recientemente celebrado, del
Parlamento Andaluz hacia esta persona y que contó con la unanimidad de
todos los grupos políticos de la cámara.
Si importancia tiene el nacer, mucha más tiene el morir ya que este acto
supremo cierra la vida de aquel que debe ser recordado por ella. Tiempo
han tenido los poderes públicos para rememorar su muerte, hecho que aún
no se ha producido, siendo esta muerte la que precisamente dio sentido a
su vida política y la que proyectó su figura, ausente entre los vivos,
en el recuerdo de las generaciones futuras.
Muchos aún no conocen que el himno de Andalucía, el que actualmente
cantan millones de andaluzas y andaluces, fue obra suya y se estrenó
escasos días antes de su muerte. Este himno, que sobre una idea musical
de Blas Infante, había compuesto musicalmente el maestro Castillo, se
estrena en un concierto de la Banda Municipal de Sevilla, en la tarde
del viernes 10 de julio de 1936, dirigida por el propio maestro
Castillo, tan solo 8 días antes del inicio de la Guerra Incivil, como la
llamaba el “Padre de la Patria Andaluza”. Su más que simpatía por el
anarquismo, se reflejan en el himno nacional de Andalucía, donde se
dice: “Andaluces: levantaos, pedid Tierra y Libertad…”. Tremenda e
inusual frase en los himnos de este tipo, que pertenece a una
reivindicación histórica del campesinado anarquista andaluz.
Cuando estalla la guerra, Blas Infante permanece desde el 18 de julio de
1936 en su casa de Coria, ya que nada malo había hecho, hasta que el
día 2 de Agosto, es detenido y llevado como un delincuente a un
cuartelillo de Falange instalado en el Edificio de la cámara Agraria de
la calle Trajano de Sevilla. Dos días pasó allí hasta que fue trasladado
a una improvisada prisión en el cine Jáuregui. La noche del 10 de
agosto al filo de la madrugada, es conducido hasta la altura del KM.4 de
la carretera de Carmona, junto a la linde de la antigua huerta de las
Clarisas, donde es fusilado, por la aplicación de un bando de guerra,
promulgado por el General Queipo de Llano, que en definitiva era una
nueva versión de la ley de fugas. No en vano hay quien aún se afana en
justificar tamaño asesinato:
“Sus hagiógrafos dicen que no obraban cargos contra él, pero a la luz de
su biografía podemos deducir que Blas Infante era, sin género de dudas,
reo de alta traición a España”. En la biografía no oficial de Blas
Infante: Blas Infante. un criptomusulmán.
Blas Infante después de gritar por dos veces: ¡¡Viva Andalucía
libre!! Cae al suelo muerto por los disparos recibidos. ¡Libertad!, una
palabra que le fue muy querida y que recibió del entorno anarquista que
le rodeaba en sus tierras andaluzas.
Los centros escolares andaluces en el próximo curso rememorarán algo de
su vida y de su obra. El anarcosindicalismo andaluz lo recuerda unido a
la memoria de sus militantes, como el compañero “Pedro Vallina”. Amigo
personal de Blas Infante, apoyó la candidatura de éste en las elecciones
generales de Junio del 31, siendo la segunda más votada de las cinco
que se presentaron. Este hecho se explica por el respaldo recibido en
las urnas por un sector del campesinado anarcosindicalista, a pesar del
llamamiento a la abstención por parte de la CNT. Ello se debió a la
proximidad que, en varios aspectos, existió entre Blas Infante y el
anarquismo, y, sobre todo, por la acción de Pedro Vallina, el médico
anarquista continuamente perseguido y odiado por las “gentes de orden” y
sobre nombrado por estas como “el Tigre”, y casi venerado y con gran
influencia sobre los jornaleros. Blas Infante lo califica de “apóstol de
pureza inmaculada” e “hijo puro de la eterna Promesa”. Por su parte
Vallina pidió el voto para la candidatura de Blas Infante en los
siguientes términos: “Yo predico para que votéis a estos hombres, porque
estos hombres no son políticos de oficio, sino hombres de vergüenza”.
Especialmente significativo es el hecho de que, durante los años 1931 y
1932, andalucistas y anarquistas compartan el órgano de expresión
Andalucía libre, e incluso que, al parecer en 1932, Infante pudo haber
ingresado en la CNT, pero el enfrentamiento que tenía entonces ésta con
el doctor Vallina, lo alejó definitivamente de la organización
anarcosindicalista. La línea libertaria que ya estaba presente en su El
Ideal Andaluz, que se agudizó en La dictadura pedagógica, se hace
también patente en sus últimos libros y escritos. En esta última etapa,
Infante, ideológicamente, se sitúa de forma clara en la órbita del
confederalismo libertario; de ahí su furibundo ataque al estado, al
principio de las nacionalidades y su defensa de los pueblos como
entidades culturales.
Estos aspectos ideológicos de esta figura andaluza sin duda deben ser
conocidos por todo el alumnado de los centros andaluces, ya que a fuerza
de propagar una imagen distorsionada durante toda la dictadura
franquista y el periodo llamado de transición democrática, se ha
instalado en la conciencia colectiva una idea nada ajustada sobre las
profundas convicciones libertarias de Blas Infante.
Del texto, de Paco Doblas: “Blas Infante y el andalucismo histórico: Pensamiento y praxis”, extraemos lo siguiente:
“Quizás ésta sea una de las características más singulares del
pensamiento de Blas Infante dentro del panorama
regionalista-nacionalista. Pero ¿cómo explicar esta aparente
extravagancia en el pensador andalucista? Dos razones nos pueden ayudar a
entenderlo. La primera tiene que ver con la situación social propia de
Andalucía y las relaciones de Blas Infante con el movimiento jornalero.
Cuando Infante irrumpe en el incipiente debate regionalista, introduce
otra novedad, que no andaba muy cercana a los ambientes intelectuales en
los que se desarrollaba el primer andalucismo culturalista: la
preocupación social y, más en concreto, la situación sangrante de los
jornaleros andaluces. Su preocupación por la tierra y el problema
latifundista llevó al líder andalucista a implicarse en los ambientes
jornaleros y en las luchas campesinas, intentando ayudar jurídicamente a
los braceros, desde su notaría de Cantillana primero y después en Coria
del Río, frente a los abusos de los terratenientes. En la Andalucía
rural de aquel tiempo, la CNT era muy mayoritaria, por lo que parece
claro que debió influir muy tempranamente en las ideas de nuestro joven
pensador. La confluencia con el anarquismo fue muy importante, sobre
todo en las épocas de mayor cantidad de luchas campesinas como fueron el
llamado “trienio bolchevique” (1917-1919) y la República. La segunda
razón la hayamos en su propia formación intelectual. Como señala Acosta
Sánchez, todo guarda coherencia con la intensa influencia de Pi y
Margall: “Su sentida simpatía con el anarquismo (…) se comprende si se
sabe que el federalismo pimargalliano arraigaba en Proudhon, Pierre,
quien fue a la vez maestro de Bakunin, Mijail, y padre del anarquismo.
Hay que recordar con Nettlau, Max, que el anarquismo se llamó primero
federalismo”. Esta carga ácrata en el pensamiento blasinfantiano se irá
acentuando, haciéndose más patente durante la Segunda República, cuando
se situará claramente en la órbita del confederalismo libertario.
Durante esa etapa defenderá a los anarquistas de forma expresa y hasta
entusiasta: “La lógica anarquista actual es otra, como lo demuestra la
desaparición de los atentados ácratas, tan frecuentes en el principiar
de nuestro siglo. Sindicatos para defender intereses próximos y un
anhelo firme de cultura emancipadora” (La verdad sobre el complot de
Tablada y el Estado Libre de Andalucía).”
Otra referencia que permite comprender la visión que sobre estas dos
personalidades tenían aquellos que pretendían evitar la reforma agraria,
la encontramos en el libro, editado por Libre Pensamiento (CGT) y el
centro andaluz del libro, titulado “Mis memorias” cuyo autor es el mismo
Pedro Vallina. Blas Infante viajó a Madrid en los primeros momentos
republicanos, para apoyar una intervención decidida de la republica a
favor de la reforma agraria, cosa que, a pesar de las buenas
expectativas levantadas, parecía cada vez más alejada. En ese viaje se
encuentra con un recién nombrado Consejero de Estado, Demófilo de Buen,
este se negó a estrechar la mano que le tendiera Blas Infante y le dijo
indignado: “No vacilaré en aconsejar al gobierno de la republica el
fusilamiento de Vd. y de Pedro Vallina por su actitud ante la cuestión
agraria”, a lo que Blas infante contestó: “Con mucho gusto nos
dejaríamos fusilar en aras de los jornaleros andaluces, tan merecedores
de los mayores sacrificios”.
En hora de conocer y recordar para proyectar nuestro futuro como seres humanos.
Rafael Fenoy Rico, secretario de Jurídica de CGT Enseñanza
http://www.erllano.org/2010/07/14/blas-infante-y-el-anarquismo-andaluz/